lunes, 16 de abril de 2012

Walden Dos S. K. Skinner

La novela Walden Dos de B. F. Skinner fue edita en 1948, por lo que hay que tener muy en cuenta el contexto en la que fue escrita. En la obra se describe el desarrollo de una utopía, de una sociedad utópica, inspirada a su vez en la novela de Henry David Thoreau, Walden, la vida en los bosques, escrita en 1854. El propio Skinner mencionará esta obra en el prólogo de su novela y en el trascurso de la misma.


En la obra de Thoreau, la vida en la Naturaleza es la verdadera vida del ser humano, lejos de todos los problemas de la sociedad industrial y de todo aquello que lo ata y esclaviza a dicha sociedad. Skinner tomará esta idea.

La novela comienza cuando Rogers y Steve entran en el despacho del catedrático Burris. Deciden visitar Walden Dos, una comunidad de unos mil individuos que había sido fundada, entre otros, por Fraizer un antiguo compañero del profesor Burris. Esta comunidad, enmarcada en un ambiente rural, funcionaba de forma prácticamente autónoma y autosuficiente. Una vez en Walden Dos, Fraizer irá explicando a sus invitados como está articulada la comunidad: la función y diseño de sus edificios, sus talleres y campos de cultivo, las actividades culturales y de ocio, el trabajo y las jornadas laborales, cuidado de los niños, educación, sanidad, gobierno de la comunidad. Con cada nuevo tema, a los invitados les surgen preguntas, comenzando entonces un debate con Fraizer, quién para lograr el perfecto funcionamiento de todo el engranaje de Walden Dos, se ha valido de técnicas derivadas de la ciencia de la conducta, su modificación y control. Burris y sobre todo el filósofo Castle pondrán a prueba la legitimidad moral del modo de actuar de Fraizer. Éste afirma que el objetivo del Walden Dos es la felicidad de cada uno de sus miembros. Para ello se potenciarán la capacidad de convivencia de sus miembros mediante la reducción al máximo del papel que juegan los instintos en las relaciones humanas, con todo lo que ello supone: control, o mejor, autocontrol de la conducta humana y condicionamiento, en decrimento de la libertal individual y la capacidad de elección (capacidad de elección y libertad para hacer algo, ya sea bueno o malo.) En pocas palabras: lograr la felicidad social mediante el control de la misma, construir artificialmente una sociedad feliz.


Ahora bien, en el prólogo de la novela de Skinner (en la edición que he utilizado está fechado en 1976) nos advierte que debemos tener en cuenta la situación internacional y personal del momento en que fue escrita la obra: EE.UU. Tras la 2ª Guerra Mundial, donde el comunismo se presentaba como un aliado y donde la sociedad industrial daba muestras de un poder absoluto, en la que la contaminación y el consumo imperaban. Skinner se plantea entonces la posibilidad de desarrollar en la práctica una ciencia de la conducta que será lo que plasme en su obra. Lo increíble de todo esto (no tan increíble en los EE.UU) es que se pusieran en marcha numerosos intentos de crear, en el centro del país, comunidades inspiradas o similares a Walden Dos, desatando una auténtica locura hacia todo lo referente al control de la conducta del ser humano. En algunas de ellas fue necesaria la intervención del ejército (se convirtieron en auténticas sectas), lo que nos habla del nivel de paranoia que se alcanzó en algunas de estas sociedades utópicas.





sábado, 14 de abril de 2012

El Príncipe de Nicolás Maquiavelo


Nos encontramos en la Florencia del siglo XVI, cuna del Renacimiento europeo y centro político por excelencia, capaz de hacer frente a la mismísima Roma. Los estados modernos empiezan a consolidarse bajo un absolutismo monárquico que se impone como ideología de estado. El Príncipe fue redactado en 1513 y publicado en 1532, cinco años después de la muerte de su autor. Quizás, el increíble atrevimiento que supuso su elaboración y publicación quede mermado al tratarse de una publicación póstuma, ajena ya a cualquier represalia. En esta obra, Maquiavelo trata de separar la política de la moral. Para él existe una moral realista donde la finalidad última del príncipe consiste en mantenerse en el poder. Expone en su obra todo lo que un gobernante necesita para adquirir y mantener el poder y el control político. Esto lo hace a través de veintiséis capítulos, que abarcan temas como la venganza, la crueldad, las injusticias y los favores, el arte de la guerra, la prudencia, los castigos, el arte de simular y de disimular, el prestigio, las alianzas...




El libro está dirigido sin duda a Lorenzo de Médicis (a él le dedica el libro) le aconseja y le pide que acepte el libro como una guía que le ayude en su gobierno. El mismo Maquiavelo quiere darle a la obra un carácter didáctico: "Mi intención ha sido escribir un libro útil para quien lo lea" (Cap. XV) Pero se trata de una exposición clara, no ya sobre lo que debería hacer Lorenzo el Magnífico, si no de las estrategias de las que éste se valía como gobernante. Quizás Maquiavelo fuese más allá y tratase de mostrarnos el arte político y es aquí, donde la Iglesia tenía un papel destacado. Nos muestra la fuerza política y la capacidad de decisión que había llegado a adquirir la Iglesia y la manera como lo había hecho. No hay mejor representante de esto que la familia Borgia, príncipes de la defensa del despotismo y del control político como César Borgia, prototipo de lo descrito en El Príncipe o el Papa Alejandro VI en la Roma del siglo XV.



En cuanto a las anotaciones de Napoleón Bonaparte, me ha dado la sensación de estar entre dos libros diferentes, porque hay que diferenciar lo escrito por Maquiavelo y lo maquiavélico propiamente dicho, tal y como calificaría a los comentarios de Bonaparte. Los realiza desde su propia experiencia y da la sensación de que el libro esté dirigido a él o que su política coincide plenamente con la expuesta por Maquiavelo. Napoleón se ve reflejado en el texto y parece que el autor le esté hablando directamente. Corrige todo aquello que cree oportuno y con lo que no está de acuerdo, lo niega. Además resalta toda referencia al uso de la fuerza o al abuso del poder como herramientas para mantener ese poder. Es el mismísimo Napoleón quién pone en práctica la teoría.

Por otra parte no hay que olvidar la contrarréplica que realizo el rey Federico de Prusia, el Antimaquiavelo o Examen de El príncipe, ensayo en el que analiza los capítulos de la obra del florentino. Algunas citas del libro:


"Todo ello nos hace decir que a los hombres hay que tratarlos bien o aplastarlos, porque ellos se vengan de las pequeñas ofensas, pero de las grandes no pueden vengarse" Cap. III.

"[...] y lo conseguirá (el ser temido y no ser odiado) siempre si se abstiene de tocar los bienes de sus ciudadanos y de sus súbditos" Cap. XVII.

"Concluiré diciendo solamente que un príncipe necesita tener al pueblo de su lado: en caso contrario, en las adversidades no tendrá remedio (aliado) alguno". Cap. IX.