lunes, 13 de agosto de 2012

LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole


 He escuchado hablar de este libro durante prácticamente toda mi vida pero nunca me he decidido a leerlo...hasta ahora. En programas de televisión, en el trivial, algún amigo que me hablaba de él pero nunca me ponía. De hecho, me lo han tenido que dejar porque no lo tengo. Algo a lo que pondré solución mas pronto que tarde, crisis mediante. Basta que me recomienden un libro para que sea reticente a leerlo y este no es que lo recomendaran, es que lo comparaban con ¡Cervantes! Algo que me ha parecido totalmente pretencioso, algo así como comparar a Mahoma con Cristo. Es cierto que el protagonista de La conjura de los necios, Ignatius J. Reilly es comparable con el Caballero de la triste figura, pero de ahí a comparar a sus autores...

Y es que este Ignatius es el Quijote del siglo XX, un personaje en sí mismo. Totalmente anacrónico, fantasioso e inverosímil pero que se adapta y lucha, a su manera, con unos molinos nada cervantinos: su madre, el sexo, el trabajo, las relaciones sociales, la política...el antipersonaje por excelencia, con el sarcasmo como lanza. Escrita de forma incomparable, cada uno de sus personajes trasmite sentimientos, formas de pensar, actuar, con cuyas vidas el autor juega entrelazándolas a lo largo de la novela. Pero será Ignatius el que destaque sobre todos ellos, probablemente uno de los mejores personajes jamás creados. Un individuo odioso, repulsivo, onanista y grosero capaz de sobrepasar el límite que lleva de la sinceridad a la ofensa pero hacia el que rápidamente se siente afecto. De treinta y pocos años, vive con su madre y por distintos y etílicos avatares de la vida, se ve obligado a salir de su pringosa habitación y buscar trabajo. El resto viene rodado. Una de sus frases ejemplifica muy bien su existencia: “Yo había tenido poca relación con ellos, en realidad, pues sólo me relaciono con mis iguales y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie”


Es la novela extrema, capaz de hacer del drama comedia y de la comedia, drama, capaz de hacer profundas reflexiones de la obra de Boecio o Mickey Mouse, capaz de remover ideas universales, capaz de hacernos sonreír. Reirse del drama, eso dice mucho de la sociedad en la que estamos.

Su autor, John Kennedy Toole, bajo una profunda depresión y totalmente frustrado se suicidó a los 32 años sin ver publicada su obra. Fue su madre la que, recorriendo muchas editoriales y algunos años después, consiguió que la publicaran, siendo galardonada al poco tiempo con el Pulitzer.