No
se puede negar, que la figura histórica de José Bonaparte ha sido y
es desconocida para muchos, llena de mitos y medias verdades vistas
con muy poca imparcialidad. Ahora y en su propia época, cuando toda
la propaganda antiafrancesada se cebó con el rey. Rey porque fue rey
de España, tanto les guste como si no a los Borbones que mercadearon
con la Corona en uno de los episodios más vergonzosos y humillantes
nunca antes visto en las monarquías europeas, las conocidas
abdicaciones de Bayona. Tema que se trata en la novela con el hermano
de Napoleón como protagonista; de Juan Antonio Vallejo-Nágera, Yo,
el rey, fue premio Planeta en 1985. ,
.jpg)
Que
José Bonoparte ha tenido mala prensa es innegable y no debería
extrañar a nadie. La forma con la que se hizo con la Corona y el
trato que la familia imperial dio a España hace imposible no verlo
de otra manera, entonces y ahora. Es curioso como en este mi amado
país (odio generalizar , pecado mortal, pero es algo que he venido
observado desde hace ya algunos, muchos, años) solemos dejar para la
crítica, en algunos casos feroz, lo made in Spain mientras
que lo demás es visto como modelo o ejemplo, mejor o peor, pero como
el camino a seguir. Que nadie se vaya por derroteros políticos. La
política, esa ramera chaquetera, jamás tendrá cabida aquí. Me
centro en personajes o acontecimientos históricos. Con José
Bonaparte todo esto es relativo. Sólo hay que ver o compararlo con
personajes del calibre de Carlos IV, Fernando VII, María Luisa de
Parma o Godoy para ver que es prácticamente imposible que llegara a
ser peor monarca que ellos. Las circunstancias se lo impidieron y
aquellos atropellos que cometió siendo rey, que fueron muchos y
graves, son travesuras comparadas con la ponzoña que supuso para
España el reinado de Carlos IV y posteriores.
Posteriormente,
Juan Antonio Vallejo-Nágera escribiría Yo, el intruso,
intentando complementar aún más la figura de José I en unos días
que fueron críticos y fundamentales para la historia de España.