miércoles, 3 de abril de 2013

El asombroso viaje de Pomponio Flato de Eduardo Mendoza


Todo lo que rodea a Eduardo Mendoza lo tomo con la máxima prudencia. No niego su genialidad y la calidad de su obra literaria pero mi primer encuentro con ella no fue del todo agradable. Corrían mis años de juventud cuando me impusieron la lectura de La verdad Sobre el Caso Savolta, libro sólo superado en tedio por mi archienemigo El Silmarillión de Tolkien, mi obra antagónica por excelencia. Para mi sorpresa, la novela El asombroso viaje de Pomponio Flato ha resultado muy entretenida y divertida.

La obra se desarrolla en la Palestina del siglo primero guiados por el romano de la orden ecuestre Pomponio, naturalista, estudioso y filósofo, quien busca por todo el mundo conocido unas aguas de propiedades milagrosas. Las que ha probado por el momento “más que milagros, han obrado en él unos molestos, malolientes y ruidosos efectos secundarios”. Mientras busca estas aguas mágicas, da con sus huesos en Nazaret, donde se ve envuelto en la investigación de un crimen, accediendo a la petición del hijo del reo, el carpintero local.


Es por lo tanto una novela donde se mezclan elementos históricos y de otras índoles de forma francamente divertida. La obra está escrita a modo de cartas que Pomponio manda a su amigo Fabio, en las que le comenta aquello que le ha sucedido y la impresión que le produce. Encontramos alusiones históricas muy interesantes que se enredan con la trama de la novela. Al final del libro encontramos una nota del propio autor donde se nos explica como, partiendo de datos y lugares históricos, desarrolla la novela completamente ficticia y muy divertida.
Al terminar de leerla, me ha venido a la mente de forma inmediata la película La vida de Brian (1979) de los Monty Python, donde también encontramos ese enredo tan divertido entre historia y ficción.