jueves, 10 de mayo de 2012

MEDITACIONES de Marco Aurelio.

Este no es un libro normal, un libro al uso. No es un libro que empieces a leer un día y lo termines otro. Nunca se termina de leer. Puedes leer uno de sus capítulos las veces que quieras que siempre encontraras algo nuevo en lo que pensar, algo nuevo con lo que meditar. Es un libro para tenerlo siempre a mano, abrilo por cualquier página y leer cualquier párrafo para después hacer tú propia reflexión y dialogar con el que sea quizás el emperador romano más excepcional y singular, por su amor a las ciencias, el arte y a la cultura en general sin que por ello desatendiese su labor como gobernare del imperio, Marco Aurelio (121-180) Todo en la vida de este emperador es excepcional. Considerado su reinado como el momento de mayor auge del imperio y conocido él como “el Sabio” y “protector de la filosofía”, escribió en un perfecto griego sus Meditaciones mientras se encontraba en plena campaña militar durante sus últimos años de vida. Rodeado siempre de grandes oradores, filósofos y educadores, se empapó por completo de la filosofía estoica, de tal forma que se considera sus Meditaciones como la última gran obra del estoicismo. Mención especial como inmediato antecesor suyo, se merece Epicteo (mediados del siglo I), un esclavo minusválido que propagó el estoicismo en contemporaneidad a los apóstoles cristianos:

“La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual.”


Pero volviendo a las Meditaciones, Marco Aurelio las concibe como una serie de notas que la filosofía estoica y su propia experiencia le inspiraban, apuntes o notas tomadas al azar en el momento al hilo de circunstancias personales. En total sus Meditaciones están compuestas por doce libros, muy diferentes entre sí, tanto en la temática como es su composición. Son párrafos casi autónomos unos de otros, lo que no quita que en muchas ocasiones repita el tema en ellos. Estos temas pueden ser el paso del tiempo, la muerte (omnipresente en la obra) la relación con los demás, lo que podrían pensar o decir, la naturaleza, los dioses (también nuestro propio dios interior) la inteligencia ... Mientras que el libro primero está dedicado a sus familiares terminando con una especie de acción de gracias a los dioses, el resto de pasajes parecen desorganizados. Si bien esto puede parecer una desventaja, yo lo veo como una de sus virtudes ya que proporciona total libertad a la hora de abordad su contenido, sin seguir un guión previo, un índice establecido.

Cualquier persona con un mínimo de aprecio por la Historia Antigua, debería tener presente estos autores: Suetonio, que nos muestra cómo eran (algunos) Julio César, que nos enseña cómo guerreaban, lo que hacían (su Guerra de las Galias, el libro en latín más leído, está escrito de forma magistral por lo que se sigue estudiando su contenido hoy en día para la enseñanza de la lengua europea por excelencia) y a Marco Aurelio, que nos muestra como pensaban.

Abro sus Meditaciones por cualquier página y reproduzco lo que me encuentre en ellas:
“Igual que si alguno de los dioses te dijese que ibas a morir mañana o, en todo caso, pasado mañana, no considerarías mucho más importante para ti pasado mañana que mañana, si no eres rematadamente innoble (pues ¿qué diferencia hay entre ambos?), así también considera que cualquier año, por lejano que sea, no es nada más importante que mañana.” (Libro IV, capítulo 47)


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