lunes, 5 de marzo de 2012

El fin del mundo y un despiadado País de las Maravillas de Haruki Murakami


Hace unas semanas llegó a mis manoplas un libro un poco raro, que quiere que le diga, yo soy de los que lo primero que le llama la atención de un libro es su portada, me puede encantar un libro y no acordarme nunca jamás de su autor (ser un espécimen unineuronal ayuda bastante) pero su portada jamás la olvido. También soy de los que una vez empiezan un libro no pueden empezar otro hasta que no lo he terminado (esto ocurre cuando leo el código de barras de su contraportada, si, leo códigos de barras, otros se visten de “Papá Noel” y aquí no pasa nada) porque los libros son como las personas, toooodos enseñan algo. Pues el libro en cuestión es “El Fin del Mundo y un despiadado País de las Maravillas” de Haruki Murakami. Últimamente estoy enfrascado en la literatura japonesa, vale solo me he leído un libro de un autor japonés pero ha dejado huella, este fue “Soy un Gato” de Natsume Söseki, un maravilloso libro al que le dedicaré su espacio pertinente, solo decir que es una joyita publicada en ¡1905! cuando puede pasar por un librazo escrito la semana pasada, una auténtica “re-definición de lo que es Humanismo” casi nada. Volviendo al libro de “El Fin del Mundo y un despiadado País de las Maravillas” es tremendamente difícil de definir o de incluir dentro de una corriente narrativa: japonesa fantástica, surrealista, futurista, moralista, cyberpunk, novela negra, humor negro, cualquier de estas definiciones le van bien. En el libro tenemos dos historias paralelas en dos ciudades distintas, una trascurre en una ciudad amurallada llamada Fin del Mundo y otra en una una ciudad del futuro (no muy lejano) bajo el más puro y frío gubernamentalismo en una ciudad que no tiene gobierno aparente, por lo menos no como lo conocemos hoy en día, una cosa rara oiga. En la primera, el protagonista, siempre anónimo (se lo conoce como el lector de sueños) pierde su sombra, en una ciudad amurallada con gente anímicamente difícil de entender y unicornios dorados. En la segunda, el protagonista es un informático, que trabaja para una institución enfrentada a otra por el control de la información. Tiene que trabajar para un científico que manipula la consciencia, la mente e incluso el sonido ambiente (es capaz de eliminar el sonido que produce un río) en medio de todo esto, están los tinieblos, unas criaturas siniestras y carnívoras. Pues venga, valientes, a por él!

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