
Cuando uno elige un libro titulado “historia oculta de los reyes” sabe lo que va buscando y lo que le espera: trapos sucios, rollos raros de alcoba, asesinatos, cuernos, etc, etc. Es decir, una lectura “fresquita” como sabiamente dice una amiga. Un libro fácil de leer, entretenido y no muy sesudo en rigores históricos y tecnicismos, como la revista “Hola” pero sin fotos. Ahora bien, este libro no es ni una cosa ni otra. La verdad se queda un poco corto en ambos sentidos. Trata de ser riguroso con los acontecimientos que describe pero flojea. Trata de entretener pero se enreda con personajes, datos, etc…El principio por ejemplo, bien podría ser el de un manual de historia de toda la vida de Dios. En él, nos habla sobre el papel de la monarquía en la historia, el de los reyes y reinas, su representación, su visión en la Edad Media, la concentración de poder, la dualidad Rey-Iglesia, en definitiva, un tostón de los de Bimbo, o al menos, para no ofender a los más rigurosos, algo que no iba buscando. Pero, cuando nos metemos en alcobas ajenas, nos describe quien se acostaba con quién, cómo y dónde (esto va para los modernos, señores y señoras en cuestiones de sexo y encamamiento ya está todo inventado desde hace mucho, hay que ver la imaginación de algunas cabezas coronadas) peca de ser muy poco riguroso. Es cierto que en estos temas es difícil serlo, porque hablar podemos todos y puestos a decir sandeces, cualquiera oiga, ahora bien, que sea cierto o no, sólo lo dice la historia. Por ejemplo, en el capítulo dedicado a Federico II de Suabia afirma que “según unas narraciones y cuentos contemporáneos, numerosos caballeros acampaban en la explanada fuera de su castillo” (el castillo de Castel del Monte, una maravilla que pude visitar hace varios años, en Italia) Ahora bien, si tenemos en cuenta que este señor se pegó con la vida allá en el siglo XIII ¿qué pueden decir de él “unas narraciones y cuentos contemporáneos”? no sé, al menos podría explicar de dónde proceden esas narraciones o en qué se basan, algo. Cómo punto a destacar, el capítulo referido a Jaime I de Aragón, un auténtico descubrimiento, un personaje singular que aspiraba a casarse con la heredera del rey de Jerusalén, mientas trataba de consolidar sus territorios en Italia o en ¡Grecia! El ducado de Atenas formó parte de la corona aragonesa. En definitiva, un librito con el que poder pasar el rato. Y ahora, a dormir, o a por el siguiente…
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