La invención de Toledo. Imágenes históricas de una identidad urbana de Fernando Martínez Gil
He de reconocer que al final el libro me ha gustado. Me ha gustado mucho. El principio, es un sopor, no nos engañemos, de lectura lenta, muy lenta y enrevesada. Pero según se avanza, vas enlazando todo lo que has leído y consigues ver un montón de “imágenes históricas” de Toledo. Es cierto que a veces es muy pesado estar consultando las notas a pie de página (en algunos capítulos superan las 170) pero gracias a ellas vas componiendo una imagen de Toledo, bueno, muchas, que por lo general se nos pasan por alto. Muy bueno el capítulo “La imagen ideal” en la que recorremos la historia de Toledo a través de la literatura, desde Don Juan Manuel, Berceo hasta Azorín, Baroja o Galdós. Me quedo con este poema de Quevedo:
“Llegué a Toledo y posé,
Contra la ley y los estatutos,
Siendo poeta, en mesón,
Habiendo casa de nuncio.
Vi una ciudad de puntillas,
Y fabricada en un uso,
Que si en ella bajo, ruedo,
Y trepo en ella, si subo.
Vi, en procesión de terceros,
Ensartado todo el vulgo,
Y si yo comprara algo,
No hallara bueno ninguno.
En fin, la Imperial Toledo
Se ha vuelto, por mudar rumbo,
República de botargas,
En donde todos son justos.
Vi la puerta del Cambrón,
Que, a lo que yo me barrunto,
A faltar la primera ene,
Fuera una puerta de muchos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario